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Así nos informamos los argentinos

Así nos informamos los argentinos

En nuestro proyecto 100 Por Cierto realizamos un estudio cualitativo sobre los hábitos de información de los usuarios digitales y su vínculo con las noticias falsas.

Con el objetivo de contribuir con la mejora de las prácticas de los periodistas y de los medios de comunicación en relación a la producción de sus contenidos, y de empoderar a los ciudadanos con más elementos de juicio y mayores incentivos para ejercer, en las mejores condiciones posibles, sus derechos de opinar y decidir sobre temas públicos, el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) y Thomson Media, llevaron a cabo un estudio cualitativo a usuarios digitales de las principales ciudades del país.

El trabajo demuestra que los argentinos desarrollan una estrategia y una rutina diaria a la hora de informarse conservando un mix equilibrado entre los nuevos soportes y lo tradicionales medios de comunicación.

“Estar informado” es considerado clave para “formar parte” (de la comunidad, del grupo de amigos, de la familia). No estar actualizado significa quedar afuera. La información como intercambio y driver de vínculo requiere de su clasificación, ordenamiento y un punto de vista. 

La desinformación o la transmisión de noticias falsas genera incomodidad. No resulta irrelevante aceptar o circular información que carezca total o parcialmente de veracidad ya que interrumpe la lógica de la vinculación. La confianza queda depositada en la estrategia que cada uno define para identificar lo verdadero. Aquello que despierta confianza es subjetivo. 

Cada entrevistado construye su propio tablero de control para identificar la fuente de información que legitime aquello que adopta como “real”. Al no poder confirmar si el periodista o el medio transmite algo veraz o no, se deposita confianza o desconfianza de acuerdo tanto a datos incluidos en la información, como a actitudes, comportamiento, estilos, modos de hablar que se acercan o alejan de lo considerado correcto o adecuado en cada caso. 

Entre los jóvenes no existió exposición o socialización de aquello considerado confiable. Nadie o ninguna empresa registró el suficiente peso para sortear la barrera del pudor social. Entre los adultos fue más fácil intercambiar nombres propios. 

Para los nativos digitales, la detección de una información falsa surge como algo natural. Las respuestas y actitudes vinculadas a la información conducen a la necesidad de no encontrarse desprevenido frente a las noticias falsas o a los intentos de provocar desinformación.

Sin embargo, no queda muy claro quién se beneficia de las noticias falsas y son admitidas como una consecuencia natural del volumen de personas que puede opinar en redes. Los entrevistados las asocian al interés político de destruir una imagen, y comercial, de tráfico. 

El proceso dominante para despejar dudas consiste en poner el tema bajo sospecha, en el buscador y ver si aparece y cómo, en sitios de información tradicionales. 

Pueden acceder al informe completo en este link

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